Marian Rose – Oda a lo Femenino.

Esto es lo que sé: lo Femenino ha sido herido y desvalorizado. Lo Femenino no trata sobre las mujeres, aunque hayan sido tradicionalmente  las mujeres sus guardianas. Pero hemos abdicado de ese poder; no hay que culparse; abdicar ha sido una manera de sobrevivir.

Pero lo Femenino es la función de sentir, la función de la relación, del eros y la sexualidad, de la nutrición, y del apoyo y el respeto a la tierra en todas sus formas de vida. ¡Lo Femenino no trata de mujeres! No trata de hombres; no tiene nada que ver con la batalla de los sexos o la batalla de poder entre el matriarcado y el patriarcado.

Lo Femenino no trata de cómo manipular a un hombre para que se comprometa, para obtener seguridad y poder; no trata sobre cómo combatir contra el sistema para conseguir la igualdad; su tema no es el arte de las mujeres y nuestras voces silenciadas; no es tampoco la biología como destino cuando nos definimos a nosotras mismas como nuestros cuerpos, como las dadoras de vida, como los vehículos.

Lo Femenino es transcultural y va más allá del sexo. Lo Femenino es la voz del renacimiento.

Lo Femenino es la voz de la bruja, la voz de la víctima, la voz de la adulta, la voz de los veteranos del Vietnam, las voces de los devas y de los espíritus. Lo Femenino no tiene que ser definido y limitado en aras de este libro, porque definir es limitar y encuadrar en categorías, y lo Femenino no está listo para que ese ánimus funcione ahora.

Lo Femenino no ha sido realmente silenciado; simplemente está hablando otro lenguaje. No se le invita en ciertos lugares. Ha sido desvalorizado de manera colectiva, pero no es una víctima, no está herido; es fuerte, está presente. Es oscuro y luminoso. Es uno con el patriarcado . Es la alineación y el movimiento de las mujeres , y la carrera de armamentos, y el que golpea a la esposa. No es ni la gran víctima ni el gran salvador.

La tarea que se nos pide es que demos un salto cuántico sobre la dualidad matriarcado/patriarcado. Cuando las mujeres seamos liberadas de la función de relación, tendremos más energía creativa para seguir adelante.

Por tanto, no hay que cargar la tarea de la transformación sobre los hombres de las mujeres por el simple hecho de que es nuestra voz la que ha sido aparentemente reprimida. La voz de lo Masculino también ha sido reprimida, y también hay que hacer que renazca.

Connie Zweig, «Ser Mujer.» Editorial Kairós. Barcelona, 2018. Páginas 323-324.